FRANCISCO ARIZA

LA OBRA DE FEDERICO GONZALEZ
Simbolismo - Literatura - Metafísica

 

Fig. 64. Que la Fortuna sigue a la Virtud.
Andrea Alciato, 1550

 

Capítulo VII

INTRODUCCION A LA CIENCIA SAGRADA
PROGRAMA AGARTHA

(continuación)

 

En varias oportunidades hemos señalado el carácter eminentemente didáctico de la obra de Federico, siempre enfocada hacia la enseñanza del Símbolo abordada desde diferentes perspectivas permanentemente abiertas a lo universal y con el fin de introducirnos en el camino del Conocimiento, que es sin duda lo fundamental pues lo realmente difícil es iniciar ese camino y romper la gruesa cáscara que nos impide empezar a tomar conciencia de nuestra auténtica identidad. Pero además, y como estamos viendo a lo largo de estas páginas, el contenido de esa obra es tan profundo y ofrece tan amplio campo de investigación y está tan interrelacionado con los temas esenciales de la Tradición Unánime, que por sí mismo constituye una guía permanente para encauzar ese camino de acuerdo a una Inteligencia que se va haciendo en nosotros a medida que vamos tomando conciencia de la Doctrina que la expresa, es decir: la Ciencia Sagrada.

Precisamente, ese carácter didáctico en ninguna de sus obras es más notorio que en Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, el cual vio la luz por primera vez en 1985, si bien, como ya hemos indicado en capítulos anteriores, la edición que comentamos es la que conforma el Nº 25-26 de Symbolos, perteneciente al año 2003. Dicha didáctica es tal porque, como señala nuestro autor en la Nota Preliminar, ella representa el desarrollo de todos sus años dedicados a impartir la Enseñanza en distintas ciudades de Latinoamérica y España, para lo cual, y con el fin de poder comunicarla al mayor número de personas posible (que además provenían de los más variados ámbitos culturales), tuvo que adaptar su contenido a un lenguaje que pudiera ser accesible a todos. Que esto lo haya conseguido nuestro autor en estos asuntos a veces tan complejos y oscuros de la Ciencia Sagrada, denota en él una cualidad innata que sólo se da en quienes el Destino les ha reservado un papel eminentemente educador del género humano, en el sentido de despertarle sus potencialidades dormidas, que es justamente la función principal que tiene el Programa Agartha.

En un momento dado Federico invitó a participar en la redacción de determinados temas y acápites a algunos de los que en aquel entonces (mediados de los ochenta) eran alumnos suyos, hoy colaboradores y amigos, y que, esencialmente, ya habían realizado por años las enseñanzas presentes en el Programa, el cual tiene desde luego un orden, una estructura, establecida por el propio Federico, y que viene dado por el conjunto de sus lecciones, en las que, efectivamente, se traduce la Filosofía Perenne bajo la forma de la Tradición Hermética y sus vehículos simbólicos. En palabras de nuestro autor:

Agartha que es el nombre del Programa es un compendio, un manual, que traduce hoy día la Doctrina y la Tradición de todos los pueblos y tiempos bajo la forma de la Tradición Hermética. Su curso está específicamente diseñado para promover el Conocimiento por la efectividad de su realización. En el conjunto de sus lecciones y temas se tratan los vehículos herméticos (Alquimia, Aritmosofía, Cábala, Astrología, Simbolismo, Tarot), así como Filosofía, Metafísica, Cosmogonía, Mitología, y de manera particular los símbolos universales y las artes liberales. También se refiere al Arte como forma de ver (poesía, literatura, música, teatro, danza, arquitectura, artes plásticas), a la Historia (sagrada) y a la (auténtica) Ciencia. Este método, o mejor, este medio, incluye igualmente gráficas y grabados; lo visual tiene un papel en él. (Prefacio).

Así pues, y atendiendo a ese carácter didáctico, el conjunto de sus lecciones y temas se van dando de forma escalonada, gradual, y en donde el orden analógico que existe entre ellos constituye ese hilo invisible que los vincula sutilmente, lo que da pie a numerosas asociaciones y relaciones simbólicas, sabiendo que es así como las ideas se van comprendiendo, es decir con paciencia y perseverancia como ya se ha dicho y no nos cansaremos de repetir, puesto que se trata de energías altamente beneficiosas para nuestra «salud espiritual», recomendadas por los alquimistas, los sabios y hombres de Conocimiento de todos los tiempos, y que tienen que ver con la reiteración del rito, es decir con un «volver a empezar» siempre renovado, o sea de una regeneración, ya que el proceso de Conocimiento y la Enseñanza que él coadyuva no es un círculo cerrado, sino una espiral evolutiva abierta permanentemente a otras posibilidades de nosotros mismos hasta ese momento desconocidas pero presentes virtualmente en la conciencia, y cuyo «descubrimiento» es inversamente proporcional al abandono de nuestras superficialidades encarnadas en el «hombre viejo».

En efecto, el estudio sobre los textos herméticos del Programa Agartha constituye en verdad un rito, y su constante reiteración nos permite ir aquilatando, sopesando, reflexionando íntimamente sobre nuestros hallazgos, frutos de la concentración y contemplación en las ideas que los símbolos nos revelan, estimulados por nuestra voluntad de ser. Quien establece «comunicación» interna con las enseñanzas del Programa Agartha sabe que éstas llevan ya incorporadas su propia virtud operativa, su efectividad, y que ellas contienen por tanto una influencia intelectual-espiritual que se recibe, como toda influencia de ese orden, «en lo más oculto del corazón», y es muy probable que el interesado no sea consciente de la trascendencia de ese hecho hasta mucho tiempo después, cuando tras un largo y silencioso proceso de maduración se le revele en su trascendencia y pueda continuar su viaje hacia el Sí Mismo desde una perspectiva más universal. La Enseñanza es como una semilla que necesita germinar y crecer para saber de su existencia real y de su energía transformadora, y es en este sentido que el tiempo, substancia viva de la memoria del Cosmos, viene siempre en ayuda del aspirante al Conocimiento para permitirle la gradual actualización de sus potencialidades y cualidades dormidas.

La tarea del artista es la de mediador entre la esencia del símbolo (o Verbo) y su manifestación en el mundo temporal (obra del Verbo Creador). De entre todas las criaturas, sólo al hombre le es dado el tomar conciencia de este papel y a través de él es el Universo el que se hace consciente de sí mismo.[406] El propósito de la educación tradicional consiste en llevar a cabo esta toma de conciencia, despertando las capacidades latentes que todo hombre lleva ocultas, siendo ésta la función que cumple el gremio de los artistas, dirigido por un maestro que conoce los principios que gobiernan el Arte.[407]

Por lo tanto, el Programa Agartha es una voz de la Filosofía Perenne en Occidente. Una voz que es en esencia la de una Tradición Viva que a lo largo de la Historia ha hecho posible que muchos hombres y mujeres hayan logrado su realización espiritual convirtiéndose en auténticos habitantes de la Ciudad Celeste, viviendo su vida de acuerdo a la Verdad que se reveló, y se revela, en ellos. Eso mismo es posible llevarlo a cabo aquí y ahora, pues los símbolos que manifiestan esa realidad siguen estando presentes, tan sólo esperando ser vivificados por aquel ser humano que enfrente, de una vez por todas, su destino y su lugar en el mundo.

Por eso es importante la existencia de esta Introducción a la Ciencia Sagrada, expresada bajo la forma de la Tradición Hermética, como se ha dicho anteriormente, y que es la propia de Occidente, y su dios, Hermes, nunca ha dejado desamparado al ser humano en las encrucijadas de la vida, a las que él mismo, paradójicamente, muchas veces nos empuja para llevarnos «al límite» de nuestra individualidad y los estados que la comprenden con el fin de que podamos concebir lo supraindividual y lo supracósmico, o sea esas otras posibilidades de nosotros mismos verdaderamente ilimitadas e incondicionadas, y que pueden ser realizadas en su plenitud únicamente mediante el conocimiento metafísico.

Es probable que pueda haber, aquí en Occidente, otras formas de expresar la Tradición y su Mensaje Eterno, pero la que se expone en el Programa Agartha es con toda seguridad una forma de manifestarla, o sea que constituye un «punto de vista» de la doctrina (un darshana dicho en términos hindúes) y por lo tanto poseedora de toda la legitimidad tradicional que eso conlleva, pues ¿qué mayor legitimidad que aquella que proviene de la propia experiencia «en la labor interna y en el conocimiento del Sí Mismo», como se dice expresamente en el Prefacio?

En este sentido, ese «punto de vista» es una «luz» sobre las cosas que viene dada por la adscripción íntima, sutil, intangible, al pensamiento expresado por la Tradición Hermética y sus vehículos cosmogónicos y simbólicos, todos los cuales, tal cual se expresan en el Programa Agartha, son necesariamente soportes de la realización iniciática y metafísica tomada como permanente referencia central y vertical por todo aquel que llega a comprender la esencia de ese pensamiento, que ya está implícito en la Enseñanza hermética, como podemos comprobar en sus textos sapienciales (Corpus Hermeticum, Asclepios, etc.) y las obras de los hermetistas de todos los tiempos, o sea la «cadena áurea», la que precisamente nuestro autor ha estudiado e investigado en varios de sus libros iluminando aspectos hasta ahora desconocidos o no suficientemente destacados de ella, y de la que él mismo es un eslabón y una voz cualificada para nuestro tiempo. Hermes también ha recibido el calificativo de «Trismegisto», el «Tres Veces Grande» por su Sabiduría, y asimismo por su conocimiento de los tres mundos, el corporal, el anímico y el espiritual, o sea la totalidad de la Existencia Universal.

En todas las épocas críticas, como es la nuestra, ha habido hombres de Conocimiento inspirados por esta Deidad que han señalado la necesidad urgente de condensar, o sintetizar, los elementos principales de la Doctrina para que ésta no desapareciera totalmente del horizonte de la existencia humana. Esa «función» de arca o de recipiente, al que varias veces nos hemos referido y donde se alberga el mensaje de la Tradición, la cumple asimismo el Programa Agartha, al cual serían perfectamente aplicables estas palabras esclarecedoras que encontramos entre sus páginas:

La tradición se transmite de manera horizontal y ha fecundado distintas civilizaciones e individualidades. Pero esto ha sido posible merced a la permanente reactualización vertical de la Tradición Universal, la que se revela con nuevas formas (de acuerdo a un concierto de fuerzas que se entrelazan armónicamente y que incluyen en su orquestación las circunstancias personales de aquél o aquéllos que la encarnan y la transmiten), regenerando así la Tradición Primigenia, lo que permite la continuidad de la cadena de unión a lo largo de la Historia y la posibilidad siempre presente de la iniciación, la realización espiritual, la metanoia. Por otra parte esta urgencia de transmitir a sus semejantes este Mensaje que sienten aquéllos en los que la doctrina y el símbolo se han vivificado, se encuentra particularmente agudizada en los tiempos que corren, donde un fin de ciclo obliga a redoblar energías en la realización vertical, como igualmente en la difusión horizontal.[408]

Entendemos que esto es muy importante para conocer qué es verdaderamente esta Introducción a la Ciencia Sagrada y por extensión lo que representa la labor de Federico a través del conjunto de toda su obra, la cual, digámoslo claramente, es en sí misma un Símbolo que nos comunica con las realidades a las que constantemente se refiere y enuncia. «Lo semejante atrae a lo semejante» se dice en la Alquimia, una de las disciplinas herméticas que está presente y estructura las enseñanzas del Programa Agartha. La obra de nuestro autor es paradigmática, ejemplar, y despertadora de la conciencia, como la de los sabios de todos los tiempos, los cuales

han encarnado estados espirituales y necesariamente los han volcado sobre el medio, según era su destino y su función. No nos interesan de estas historias arquetípicas los rasgos humanos y anecdóticos ni las valoraciones a que esos enfoques se prestan. Creemos que son importantes al ser simbólicas, es decir como reveladoras de determinadas pautas esotéricas, perfectamente asimilables en cuanto son ejemplares al hombre en general, por ser universales y no sujetas por eso al espacio y al tiempo sino de modo secundario. Tienen también otra función: la de ir preparando el camino para el conocimiento y la comprensión de otra historia, secreta para los que no son capaces de profundizar y establecer relaciones entre símbolos y se sienten satisfechos con las cómodas e inverosímiles historias oficiales. La verdadera historia es otra cosa. Y los occidentales podemos leer en la nuestra como en una simbólica de ritmos y ciclos, una danza de cadencias y entrelazamientos, no casuales por cierto, y donde todos y cada uno de los hechos adquieren un significado en la armonía del conjunto, que se contempla bajo una lectura diferente, bañada por una nueva luz. Además, y es lo importante, esto es especialmente válido para ser aplicado a nuestra propia vida, a las anécdotas, aconteceres e historias relativas de nuestra existencia. Las cuales han de ser consideradas bajo un enfoque simbólico y nunca como un conjunto de posesiones personalizadas y exclusivas con las que nos identificamos.[409]

Decíamos antes que probablemente pudieran haber hoy en día en Occidente otras maneras de exponer la Ciencia Sagrada, pero pensamos que tenemos que matizar esas palabras nuestras en el sentido de que, de existir, ninguna de ellas seguramente revestirá con tanta brillantez y claridad esa didáctica que desde el principio hasta el final articula todo el Programa. Con esta Introducción a la Ciencia Sagrada nuestro autor ha realizado una síntesis de la Enseñanza tradicional tal cual él la ha vivido y la ha transmitido a lo largo de años, como una manera de expresar su propia aventura intelectual en la búsqueda del Conocimiento. En este sentido, cuando en el Prefacio se afirma que

Esta Introducción a la Ciencia Sagrada sintetiza una enorme bibliografía hermética que corresponde a la voz de la Sabiduría de todos los tiempos y espacios geográficos encarnada en Maestros que guían y fundamentan las Enseñanzas del Agartha…

se está aludiendo en realidad a la síntesis que el propio Federico ha realizado a través de un estudio en profundidad de esa extensa bibliografía, que en efecto corresponde a la voz de la Sabiduría Perenne, y en este sentido no importa tanto los nombres de quienes han escrito esos libros (incluidos los textos sagrados de todas las tradiciones), sino lo que en ellos se ha ido vertiendo de la propia experiencia en su realización y efectivización. Por eso mismo, porque lo que importa es el contenido sapiencial de esa bibliografía, ésta no figura en el Programa Agartha.[410] El la compendia al asimilarla y nutrirse intelectual y espiritualmente de ella, lo cual permite entender también que esta Introducción a la Ciencia Sagrada no sea propiamente un libro en el sentido corriente del término, sino que es más propiamente un Manual iniciático (¡lo que excluye, huelga decirlo a estas alturas, cualquier forma de vana erudición!), con todo lo que esto significa y puede significar para quien ligue con la influencia intelectual-espiritual que se encuentra ahí implícita.[411]

Por todo ello la creación del Programa Agartha –gracias al cual podemos ponernos «en comunicación con la Ciencia Sagrada y de este modo con la energía-fuerza que la constituye»–[412] no puede ser la obra de una simple individualidad. Por la misma naturaleza de sus temas, y sobre todo por esa influencia sutil que ellos transmiten a quien se hace su receptor, dicha obra sólo ha podido llevarse a cabo por la «presencia», en esa misma individualidad, de una verdadera entidad espiritual o supraindividual.[413] De esto no nos cabe la menor duda.

Si contemplamos el conjunto de la obra de nuestro autor como una arquitectura, podemos asegurar que el Programa Agartha constituye uno de los «nudos vitales» o «puntos sensibles» de la misma. La clave de este aserto está en llegar a entender ese sentido operativo que varias veces hemos señalado para el conjunto de su obra cosmogónica y metafísica, y que aquí está presente de manera notoria, apareciendo con frecuencia términos como «realización», «efectivización», «vivificación», todos ellos referidos naturalmente a la regeneración psicológica y espiritual promovida desde sus páginas. En efecto, siendo como es el Programa Agartha un Tratado hermético la idea de «trabajo iniciático» le está indisolublemente ligada.

Se habrá observado que la idea de un trabajo y de un rigor están presentes en este manual, los cuales son fundamentalmente intelectuales, en el sentido mayor que hemos estado otorgando a este término.

Sin embargo, esa misma concentración rigurosa en nuestros estudios no ha de impedirnos el tratar –a esta altura de la Enseñanza– de ir manifestándonos en nuestro medio de acuerdo a las medidas de las posibilidades de cada quien. Y si bien la Tradición Hermética pone el acento en el aprendizaje individual, éste puede efectuarse de manera grupal, siempre que se tengan la guía y el apoyo de un eje intelectual. En este sentido esta Introducción a la Ciencia Sagrada cumple con estos requisitos y puede ser tomada como base para el Trabajo. Según la promesa cristiana, cuando dos o más personas se reúnen invocando el Santo Nombre, el Cristo estará entre ellos.[414]

Esta es una idea nuclear que atraviesa todo el Programa de principio a fin: la de sumarse a un trabajo que es «Su Nombre», el cual en sí mismo es un misterio absoluto, y solo podemos conocerle a través de sus atributos (el primero de los cuales es el Ser Universal), que cristalizarán en símbolos, y que conforman la esencia y otorgan la vida a todo cuanto existe. La adscripción a esta Idea central es en verdad el «lazo» que nos liga internamente al Agartha,[415] en el grado y medida que sea, pues esto nadie lo puede saber; pero sí que todo nuestro trabajo hermético está sustentado en la invocación silenciosa y concentrada de esos atributos intermediarios (como las sefiroth del Arbol de la Vida), que constituyen una escala por donde ascendemos –y descendemos– en el viaje a nuestro Origen increado. Es a través del Ser que podemos acceder al No Ser y a su infinita Posibilidad.

Por este motivo tanto las prácticas cultuales, como los in-cantamientos, concentraciones, meditaciones, estudios, y especialmente la oración, deben efectuarse teniendo el ánimo y la inteligencia puestos en las verdades más elevadas, en el Dios supremo e incognoscible, más allá de su propia creación. Esto hará que estas prácticas mágicas, o mejor teúrgicas y celestes, que presuponen un conocimiento cosmogónico y metafísico, sean eficientes y adecuadas proporcionalmente a las necesidades que se invocan. Por otro lado este movimiento descendente de energías y fuerzas que se provoca ha de ser completamente subjetivo e interno, o sea de exclusivo interés del sujeto que las practica en íntima relación con el beneficio del Conocimiento. Su característica ha de ser la de la realización de un rito simpático y rítmico con el universo, y estas correspondencias y analogías que se pretende establecer han de ser efectuadas con un total desinterés sobre cosas particulares; o sea con un alto grado de «vaciamiento» e «impersonalidad», para que los efluvios de lo más alto se derramen sobre el «operario» o aprendiz de mago, que de ese modo pudiera acceder a las verdades más sutiles y recónditas y a las esferas más altas del Intelecto Divino, a un punto tal que su propio ser se encuentre identificado en todo tiempo y lugar con las más transparentes emanaciones del cosmos y advierta su Unidad y Majestad en todas las cosas, de una manera natural, pues estas verdades son ya consubstanciales con su ser mismo.



NOTAS

[406] Esta idea de que el universo se hace consciente de sí mismo por mediación del hombre la ha señalado nuestro autor en varias ocasiones y está en la base misma de la Teúrgia, como hemos podido comprobar en las ideas que al respecto se han vertido en el capítulo anterior. El «hombre es el corazón del universo».

[407] Módulo II. «El Artista».

[408] Módulo III. «La Tradición y el Mensaje».

[409] Módulo I. «Biografías».

[410] Para entendernos: no aparece en ningún lugar una «bibliografía consultada», aunque desde luego sí que se señalan, dentro del desarrollo y como parte constitutiva de su didáctica, a diversos autores y obras herméticas y tradicionales de todos los tiempos.

[411] El lector puede investigar en el resto de los libros de Federico para tener una verdadera «guía bibliográfica» de la Ciencia Sagrada y la Tradición Hermética.

[412] Prefacio.

[413] Nuestro autor en alguna ocasión se ha preguntado: «¿Quién es Platón?» Parafraseándolo, lo mismo podemos decir nosotros preguntándonos a su vez: ¿Quién es Federico González?

[414] Módulo II. Nota.

[415] El Agartha, del que esta Introducción a la Ciencia Sagrada extrae su nombre, es una de las denominaciones que recibe la Tradición Primordial, que como sabemos, y en razón de las condiciones cíclicas actuales, está ubicada simbólicamente en el «mundo subterráneo». Ver la nota final de este capítulo.

 

ISBN 9788492759668. Ed. Libros del Innombrable. Zaragoza 2014.